28 de febrero de 2015

Santo Domingo de Silos, Remanso de Paz y Relax


Si algo me encanta de viajar con amigos es la cantidad de anécdotas, risas, curiosidades y, sobre todo, esos grandes y pequeños momentos de vino y chimenea en los que sacamos lo mejor de nosotros mismos y crece esa camaradería, esa complicidad, que es única y especial del momento y no cambiarías por nada.

Eso nos pasó en nuestra última escapada (Santo Domingo de Silos), donde nos acompañaron unos grandes amigos y mejores personas a los que dedico especialmente mi primer post.



sdsdsd
Desfiladero de la Yecla
Hacía tiempo que teníamos ganas de hacer una escapada a Silos, ya que lo conocíamos de pasada y, la verdad, es que tanto el pueblo, con su imponente monasterio, como el enclave, en plena Ruta del Cid, prometía para que fuese un fin de semana perfecto! 


Así que comenzamos nuestra ruta con una parada en el Desfiladero de la Yecla, imprescindible si vais camino de Silos. La Yecla es una estrecha y profunda garganta que se atraviesa por una serie de puentes y pasarelas y que permiten recorrerla en un paseo de unos 600 metros, fácilmente transitable, sobre abundantes cascadas y pozas. La bajada está junto a las entradas de los dos túneles de la Bu-991 Silos-Caleruega, a 3 kilómetros de Silos. La mini excursión no dura más de 10 minutos de ida y otros 10 de vuelta, por lo que es muy llevadera y si vais con niños les va a encantar!. 


Aunque nos llovió un poco, el sol nos dejó una pequeña tregua y unas imágenes preciosas. El caudal del Arroyo El Cauce que pasa por debajo va alto en esta época, por lo que si vais tanto en invierno como en primavera, os aseguraréis un espectáculo de agua increíble.




Santo Domingo de Silos es una pequeña villa burgalesa, situada en el Camino del Cid y base de asentamiento de la Abadía Benedictina del mismo nombre, que además está en el centro del pueblo, lo cual le dota de un mayor protagonismo. 


La villa tiene ese halo medieval de los pueblos de la zona, ese empedrado típico (recomendable ir con calzado bajo o botas de montaña) y esas casas solariegas e históricas, en el que te perderías por todos los rincones. A pesar de ser un pueblecito pequeño tiene bastante oferta hotelera y gastronómica y es famoso por su miel de espliego (la podéis encontrar tanto en La Tienda de la Abadía como en las 2 tiendecitas de productos locales que hay en el pueblo).











Muy recomendable alojarse en el Hotel Mesón Casa de Guzmán, un pequeño hotelito familiar con un trato y servicio buenísimo. Lo que más podéis disfrutar en esta época del año es de su chimenea, que te recibe con ese calor de hogar que en pocos sitios puedes encontrar. Y si te preparan una mesa para cenar frente a la chimenea, ya no se puede pedir más! Cocina tradicional de la zona (cordero, cabrito, cochinillo, sopa castellana...), preparación casera y una materia prima de calidad. No dejéis de pedir su revuelto de morcilla, simplemente único… y los postres caseros… especialmente la tarta de queso... sin palabras!






La visita a la Abadía de Santo Domingo de Silos es otra de las visitas obligatorias que no os podéis perder. Se puede realizar cualquier día de la semana a unas horas específicas (hay información de los horarios tanto en su web como en cualquiera de los alojamientos de Silos). El precio de la visita guiada (Claustro Románico + Museo + Botica) es de 3,50€ adulto (los niños hasta 7 años no pagan). Dura 1 hora aprox. y lo que podéis hacer después es entrar a escuchar los cantos de los monjes en alguna de las ceremonias litúrgicas. Nosotros asistimos a la de las 21 h. que, dicen, es la más bonita (dura unos 35 minutos)... así que no apto para impacientes ya que además hay que estar en absoluto silencio!.




He de decir que siempre me han llamado muchísimo la atención los edificios tan sobrios, en especial los monasterios... su silencio, el olor tan penetrante a incienso y ese recogimiento que a mi particularmente me hacer sentir la paz más absoluta. Si le añades a esto los cánticos de los monjes, se crea un momento mágico e indescriptible. Os aconsejo llegar de los primeros para coger sitio, los fines de semana se suele llenar y si queréis tener una buena visión del coro de monjes, lo ideal es sentarse en las primeras filas. Además, a la entrada ponen a disposición del visitante un libreto con los cánticos por si se quieren seguir (están en latín y traducidos al castellano).


Es curioso que el monasterio también funciona como alojamiento, por lo que si quieres vivir una experiencia de retiro espiritual, éste es tu sitio. Recomiendan reservar con antelación, ya que no tienen muchas habitaciones y tienen algunas pequeñas normas de convivencia (como estar de regreso a las 22 h., momento en el que cierran el monasterio). Ellos preparan el desayuno, la comida y la cena... toda una experiencia a un precio muy ajustado.


Esto nos lo contó el Padre Bernardo, un monje muy mayor que conocimos en el monasterio y que, que al vernos curiosos, se acercó a nosotros y empezó a contarnos curiosas historias de sus vivencias en la comunidad de monjes. Aprendimos mucho de aquel rato que pasamos con él, charlando, escuchando y llevándonos una experiencia única, ya que no todos los días uno puede hablar con un monje benedictino. 

Y después de tanta paz y relax, una cena indescriptible al calor de la chimenea y una sobremesa sin fin… el momento de dormir es más que merecido!

Río Arlanza a su paso por la villa de Covarrubias

Al día siguiente, podéis hacer una ruta por los pueblos de la zona. Nosotros, de camino a Burgos, hicimos parada en Covarrubias. Una villa más grande que Silos, fundada en el siglo X y situada junto al río Arlanza, con un conjunto histórico increíble. No dejéis de pasear por su casco antiguo, lleno de callejuelas empedradas y casas tradicionales (algunas del siglo XV) que podéis disfrutar a través de una ruta que os facilitan en la Oficina de Turismo.

Curiosa la Torre de Fernán González, también llamada Torre de Doña Urraca, porque según cuenta la leyenda allí ocurrió el asesinato de la Infanta Urraca.


Callejuelas empedradas de Covarrubias 

Y antes de dejar estos pueblos y si os gusta el vino, tienen denominación de origen Arlanza, que podéis adquirir en cualquier tienda de la zona y son muy reconocidos.






Última parada: Burgos, a unos 40 km. de Covarrubias. Hacía años que no visitaba Burgos y su espectacular catedral gótica, declarada Patrimonio de la Humanidad, me volvió a sobrecoger. Tan imponente, tan bien conservada... aunque ya puede estarlo, porque la visita cuesta 7€ (niños 1,50€), así que lo que hicimos nosotros fue recorrer su perímetro exterior, que no tiene desperdicio llegando a la Iglesia de San Nicolás Bari y después visitar la parte de culto, que es gratuita, y también merece la pena.

Catedral de Burgos

















Paseo del Espolón














Pero Burgos también tiene otros enclaves que ver y disfrutar no menos impresionantes que la Catedral, como es el Real Monasterio de las Huelgas (de monjas cistercienses) o el Paseo del Espolón, un trayecto lleno de árboles nudos, jardines y edificios históricos que podéis recorrer hasta llegar a la Plaza del Mío Cid, con su imponente estatua. 

Tras la visita turística aprovechamos para tomarnos unos vinitos y tapear (en 2013 nombraron a Burgos Capital de la Gastronomía Española). Muy cerquita de la Catedral está la calle Sombrerería, donde antiguamente se ubicaban los talleres y tiendas de sombreros y que hoy en día acoge una zona muy conocida de locales de tapas (Pecaditos, Bocaditos, El Soportal, Rimbonbín o Morito). Va desde la Plaza Mayor hasta la Catedral y los lugareños también la denominan la Ruta del Elefante (ya os podéis imaginar por qué!). Por supuesto, hay que probar las "alpargatas" burgalesas (tosta de pan acompañada normalmente de jamón), así como cualquier tapa de morcilla.

Y después de dejarnos caer por diferentes locales de tapas, adquirir buenos productos de la zona (queso, vino y morcilla) y terminar con una comida  entrañable (por la misma zona hay bastante oferta con menús muy asequibles y de buena calidad relación/precio)...nos preparamos para el viaje de vuelta.

Gracias a Moni, Miguel y a su Pequeña Flor por hacer de este viaje una experiencia inolvidable llena de buenos momentos y de mejores recuerdos.

Preparándonos para la próxima…


Walking with Nata Caminata

No hay comentarios:

Publicar un comentario